Poema 1
Autor: Teddy Kohn
No te preocupes por estas ojeras que tornan grisáceos mis ojos flamélicos,
se debe más a la vigilia de estos meses inmerso en los libros de Platón
y las amargas infusiones que he preparado para el olvido,
que al déficit
de autocontrol y la demencia que coinciden con el tiempo en que te marchaste.
Tampoco te preocupes si ves que esos mismos ojos han perdido el brillo que
antes te hacía quererme, al fin serán uno contigo,
ellos, el infinito manantial al que tus sueños pertenecen.
No te inmutes tampoco porque mis labios alguna vez atercipelados fueron,
el invierno tarde o temprano se convierte en primavera y luego de cada crepúsculo
el cenit pare una estrella.
Y no pienses ni un segundo que los gritos que se escapan de mi pecho
por las noches húmedas son provocadas por tu auscencia,
en realidad ahora he encontrado el deleite en el delirio
y he hecho de la locura el mejor arma contra el hastío.
Réstale impotancia a las tonadas deprecivas
que ebullen con ímpetud de mi diafragma,
no son tan relevantes, al final,
nadie se muere de pena.